He procedido de manera escalonada, aunque haya perdido a mi GÜ-Sanis. Primero revisé quiénes estaban disponibles, luego les escribí de forma informal con una descripción general de qué trataba el asunto y si había interés y capacidad, y a quienes manifestaron interés les envié la convocatoria con el requerimiento de preparar una oferta. Al final recibí tres ofertas reales. En el primer paso escribí a más de 10 personas, casi 20. Ganó quien desde el principio mostró interés pero también advirtió honestamente que podría tomar más tiempo, aunque luego fue muy comprometido. Casualidad que fuera también el más barato, lo cual fue solo la guinda del pastel. Si el precio hubiera sido igual al siguiente, igual lo habría elegido a él porque fue quien más atendió a mis deseos y temores. Que además esté en la vecindad futura fue la guinda que también compartía el tercer competidor, quien fue el menos comprometido y el más caro... Así que mi recomendación sería proceder de esta forma, porque así no se hace un gran esfuerzo al principio y ya se filtran quienes tienen verdadero interés en el proyecto. El pliego de condiciones correcto, hecho por el arquitecto, se envía luego a los interesados, o incluso —si se presentan muchos— solo a quienes despertaron la mejor sensación en el primer contacto.