Esto es otra vez una tontería rara. Pero de alguna manera también es indicativo de que no se puede estar lo suficientemente atento. Simplemente es una pena y estresante.
El estrés no surge por el hecho de que ocurran errores, sino por la forma en que se manejan. A menudo comienza con una dictadura de reproches que convierte a los socios del proyecto en adversarios, lo cual es tonto cuando el éxito del proyecto es un objetivo común. Los errores técnicos son mucho más fáciles de corregir que una comunicación destruida. Las posiciones firmes en cuanto al contenido se pueden imponer mucho mejor y con menos consecuencias en un buen nivel de comunicación que con volumen y abogados. Y también es menos estresante para todos los involucrados.
Y quien crea que, como promotor, puede realmente
prestar atención y controlar, se sobreestima enormemente y siempre
perderá en una relación adversarial con sus proveedores, tal vez no legal o financieramente, pero sí seguramente a nivel nervioso y cualitativo.