Aquí con nosotros tampoco lo habría hecho ningún banco. Cuando comenzamos con el deseo de construir, mi esposo también era autónomo, aunque con menos salario neto, solo un crédito de 190.000 €. Él solo no tenía ninguna posibilidad, nosotros juntos con un sobreprecio considerable (con más del 30 % de capital propio). Ahora todo me pertenece solo a mí, el capital propio también era solo mío. Yo ganaba menos neto que él pero tenía un contrato indefinido y ya llevaba más de 15 años en la empresa, que es muy sólida. Eso molestaba mucho a mi esposo, además de la incertidumbre ya mayor de tener que volver a emplearse.