Las mayores sorpresas financieras están enterradas en el suelo. Un estudio geotécnico reduce el riesgo de caer en financiamiento adicional antes de colocar la primera piedra.
Además, beneficia a la "cadena de responsabilidad", porque sin el constructor de tierras y el ingeniero estructural es común que se levanten protestas.
En caso de duda, esto se paga en forma de recargos por miedo (más hormigón, más acero).
Sin el estudio geotécnico no se habría podido solicitar nuestra perforación para la energía geotérmica, ni tampoco el uso de áridos reciclados (ahorro de 2.000 €) bajo la losa de cimentación. También fue necesario para demostrar que la infiltración de agua de lluvia en el propio terreno no es posible, para poder conectarse a la red de alcantarillado.
Para mí no hay discusión, un estudio geotécnico en el propio terreno es imprescindible (¡antes de comprar!).