Lo antiguo tienes que quitarlo. Luego mira cuál es el sustrato. Eventualmente vale la pena eliminar todo y volver a enlucir o volver a empapelar. Si eso no es posible porque no tienes tiempo para ello, entonces raspa un poco del sustrato y lleva eso a la tienda especializada en pintura (¡no a la ferretería!). Te asesorarán sobre una imprimación adecuada.