11ant
15.11.2023 15:43:14
- #1
Los empresarios son todos más o menos competentes en la elaboración de propuestas, ofertas y cálculos. [...]
Pero aquellos que no fueron seleccionados seguramente no están contentos porque se compre en otro lugar. ¿Pueden cobrar una factura por las asesorías o los diseños?
¿Los empresarios esperan que se soliciten varias ofertas y diseños, o estoy equivocado al hacerlo así?
¿Están los planificadores acostumbrados a que de 10 ofertas solo pueden vender tres casas, o la tasa de éxito es aún más baja al final?
Con una inversión tan grande no se quiere aceptar cualquier oferta sin tener comparaciones.
Ay Dios, me doy cuenta ahora que ya has abierto otro hilo nuevo (¿el quinto?) sobre el mismo proyecto de construcción (y ahora mismo no tengo tiempo para enlazar la recopilación).
Tu aporte podría calificarse casi como “autorespondido”: básicamente solo tienes que leerlo desde la perspectiva de la “parte contraria”: ante una inversión tan grande (de tiempo caro y de calculadores de ofertas capacitados), ni siquiera se responde a la solicitud de un desconocido que está mal informado, ya que el licitante no puede deducir ni siquiera la información más rudimentaria sobre la probabilidad del encargo. En consecuencia, el proveedor debería escribir cien ofertas para tres casas vendidas, porque mucha gente solo consulta por diversión. Es decir, hay personas sin el dinero necesario y/o que ni siquiera quieren una oferta, sino solo una oferta de comparación (la diferencia es tan grande como la que hay entre un amigo y un amigo de partido). Por eso precisamente los buenos proveedores ya no responden a estas consultas en frío (posiblemente a diez competidores). Los solicitantes no aprenden nada de esto, sino que “aprenden” que deben enviar veinte solicitudes en lugar de diez. Y así gira la espiral típica de lo que se “aprende” torpemente por uno mismo. Hasta 2030 llegaremos al punto en que los proveedores serios que aún queden en el mercado solo responderán a clientes existentes y recomendados o a asesores como yo, que serán vistos como una especie de fiduciarios para el interés y patrimonio honestos ya prevalidos. Justamente en tiempos de relajación de la economía de la construcción, una empresa al borde de la amenaza de insolvencia podría ir un paso más allá ;-) y elaborar ofertas para solicitantes en frío desconocidos. Los “diseños” en las condiciones inciertas solo pueden salir, en el mejor de los casos, del cajón.
Porque hay literalmente toneladas de gente en tu situación, con un plan de desarrollo que permite sin problema una casa para dos familias. Pero hay muchísimos soñadores locos que sueñan con que con una segunda unidad habitacional la casa se pague sola (y algunos ya arrastran cero capital restante tras comprar el terreno) y construyen su financiación en base a ello. Para ese tipo de personas, que ganan seis mil euros más auto de empresa y otros complementos salariales patrimoniales, hacen horas extras mayormente quienes las necesitan o que no son quienes deberían buscar tu amistad comercial de ningún modo.
Si no eres ese fastidio descrito arriba, sino el Ralf que fue a la escuela con Bernd, el hermano de armas del empresario constructor, y vivió al lado de su primo Frank, entonces la cosa es muy distinta. Entonces él puede clasificar tu solicitud y sabe que no preguntas por avaricia relacionada con tu solvencia ni esperanzas en las habilidades prácticas de un cuñado polaco para una estructura básica. La diferencia es enorme, pero enorme de verdad.
Siempre se moverá algún vendedor inexperto. Pero si como solicitante serio y solvente no quieres robar tiempo ni a otros ni a ti mismo, procuras obtener ofertas de manera profesional (también delegando con gusto). Para eso existen personas como yo (y algunos competidores) o también colegas vinculados al sector de la construcción pero sin ataduras a proveedores* y —mi vieja historia—, también los arquitectos, que —otra vieja historia mía— también merecen su dinero, y no precisamente ganándolo como encargados de la originalidad del plano. ¡La eficiencia no cuesta nada!
En este sentido: los honorarios de asesores independientes son una inversión con buen rendimiento. No obstante, no está de más esperar al cambio de año, pues ya estamos en la temporada navideña; tenlo en cuenta también para la (im)paciencia con las respuestas a tus solicitudes ya enviadas.
*) Justo anteayer mencioné varios de ellos en