Por cierto, he contactado mientras tanto con el proveedor de cemento porque quería saber dónde estaba el problema en el primer y segundo intento. La respuesta fue muy amable y sobre todo detallada. Hoy en día eso no es normal, ya que nadie se toma tiempo para el cliente. También lo mencioné de manera elogiosa.
El hecho es que resultó que no fue la entrada ni una bomba defectuosa el problema, sino que faltó la autorización de tráfico. ¡Es decir, un cierre de calle! Si la bomba está en la entrada, el camión mezclador debe estacionarse delante. Eso siempre da una longitud de remolque de 20 m. Esto significa que bloquearía la acera y el carril bici así como la mitad de la calle. También en el segundo intento faltó la autorización de tráfico, a pesar de que la empresa constructora la había asegurado de antemano. Muy interesante. Parece que siempre es así en el sector de la construcción porque el margen ya no es tan alto y por lo tanto intentan trasladar estos costos al cliente. Creo que a menudo funciona. Pero no en mi caso.
Por eso tuve que solicitar un cierre de calle después del segundo intento. Ya me extrañaba porque el encargado de obra había anotado por escrito en la visita previa que no era necesario.
Esto sigue siendo emocionante...