Los vecinos trajeron cosas todos los días para los albañiles y aun así no recibieron ni el más pequeño favor. Algunos se tomaron vacaciones o se esforzaron mucho durante la pausa del almuerzo. Nosotros prácticamente nunca vimos a los albañiles y solo invitamos 2-3 veces. Y en realidad también "solo" porque al final del tiempo de construcción, cuando nosotros mismos trabajamos, era prácticamente "imprescindible". Cuando comíamos bocadillos con bebidas frías los sábados al mediodía, invitábamos al alicatador (autónomo). Un helado en pleno verano también era bien recibido, así como bebidas frías. Claro que el alcohol no va, esos tiempos ya pasaron. En invierno el café caliente es bien acogido.