DoctorG
29.08.2022 18:23:19
- #1
Así es como se ve una puerta. No se puede cambiar. Pero ya era así hace cien años...
Puede ser. No me pareció muy amigable para el usuario en los primeros resultados de Google. Obviamente aquí es así a propósito, no fue diferente con los temas del baño hace poco. Al final, de todos modos tengo que pagar lo que el proveedor cobrará por toda la solución.
Solo tienes que renovar la puerta interior. No puede ser un gran esfuerzo. Dejarla por fuera como está (por preservación histórica).
Tampoco es algo realmente sorprendente, ¿verdad?
No lo entiendo. Hay puertas exteriores que aíslan una casa del mundo exterior.
Luego hay puertas de entrada al apartamento, que cierran con la escalera u otro espacio común. Son casi mejores puertas interiores.
Y por último, hay puertas interiores que son solo decorativas o que separan habitaciones dentro de la casa o el apartamento.
¿Te refieres ahora a tu vieja puerta interior del área de entrada? Sí, si son tan antiguas, son un desastre energético. Por eso habitualmente se pone una puerta exterior con buen aislamiento energético. Entonces el resto dentro de la casa es solo decoración (ver arriba). O en tu caso dejas la puerta exterior y sustituyes la puerta interior (análoga a la puerta de entrada al apartamento/puerta interior).
Entonces, según esta terminología, mi problema "menor" es la puerta interior. Probablemente se usó como decoración o soluciones de apariencia. Y lo más sencillo parece ser reemplazarla ahora por una puerta con aislamiento térmico. La puerta exterior, con su historia a cuestas, también es un problema, pero supongo que sacrificaré el recibidor porque con un cambio total no veo muchas posibilidades de mejora. Hace una eternidad, la fabricación para reemplazar una puerta dañada de un vecino costaba 5000,00 euros, y eso no es una puerta actual de 2022 con valores máximos de resistencia térmica, sino una réplica de un fósil.
Mejorar seriamente la eficiencia energética de una puerta con remedios caseros no funciona. [...] O bien hacerlo bien o no hacerlo. Así que o gastas dinero o lo dejas.
Ese es el punto crucial.
Ya estoy bastante satisfecho si, después de una reforma así, en las charlas habituales ningún “héroe del celo” me mira con lástima. Porque tiré esta puerta excelente en mi ingenuidad, cuando hasta los alumnos en la clase de ciencias sociales aprenden con chicles a solucionar estas cosas.
Me habéis ayudado mucho, gracias otra vez.