Las semillas de tomate germinan muy bien si antes se deja que se forme moho en la sustancia viscosa. Eso dificulta la germinación. Lo vi hacer así con el abuelo: hacer enfadar a la abuela mezclando unas cucharaditas de semillas de tomate con algo de agua, tomar un buen platillo, ponerlo en el alféizar de la ventana y esperar hasta que todo lo húmedo esté mohoso. Las semillas de tomate no se dañaron por eso, él las cultivaba comercialmente. En enero se sembraron las semillas, en un semillero con al menos estiércol de caballo de dos años debajo (de lo contrario hace demasiado calor), cubiertas con poca tierra muy fina; las plantas se trasplantaron cuando medían entre 5 y 10 cm.
Si no tienes abuela, la verdad no sé cómo se supone que funcione :)
Un saludo, Gabriele