Eso tiene algo de razón: claro que hay que trabajar en las vías fluviales. Sin embargo, en la investigación de un problema, en principio, siempre se trata primero de descubrir las causas. No tengan miedo, no quiero iniciar ahora una discusión sobre el calentamiento global, etc., pero es indiscutible que el agua de lluvia que cae llega demasiado rápido a las alcantarillas y ríos, precisamente por las gigantescas superficies selladas que aumentan constantemente en gran medida. Cuando el agua llega con retraso, causa menos daños y como hemos aprendido ahora nuevamente, muchas veces depende de pocos centímetros de nivel de agua si las ciudades se inundan o no. Por favor, también piensen en este contexto en eventos de lluvias intensas causadas por tormentas con lluvias torrenciales correspondientes, donde caen 80, 100 o más litros por metro cuadrado en pocas horas, con el consecuente retroceso en las alcantarillas e inundaciones, etc.... todo esto está relacionado. No tiene sentido construir con un esfuerzo gigantesco canales y instalaciones de retención cada vez más grandes antes de haber trabajado en las causas fundamentales. Los daños económicos a nivel nacional son inmensos, no solo por las grandes inundaciones, véanse los correspondientes estudios de RIMAX y URBAS que el Ministerio de Medio Ambiente o de Economía ya ha llevado a cabo. Las pequeñas medidas de desincronización, etc., aplicadas a gran escala tienen grandes efectos, véanse los estudios del profesor Sieker. No es como si no hubiera evidencia positiva para este enfoque, y aquí vuelve a surgir la pregunta de qué método ofrece mayor beneficio con qué inversión de dinero, y en eso, la ventaja está claramente demostrada en la gestión naturalizada del agua de lluvia.